Por: Guillermo Pallares, Coordinador ORII

La vicerrectoría de Extensión y Relaciones Interinstitucionales de la Corporación Universitaria Reformada, la Plataforma de Universidades Protestantes y Evangélicas en América Latina – Qonakuy y Globethics, continuando con su intención de brindar espacios de diálogo que conecten academia, iglesias y comunidad, realizaron un tercer conversatorio que en esta oportunidad contó con la participación de Fabián Rey, Licenciado en Psicología, Vicerrector General de la Universidad Centro Educativo Latinoamericano – UCEL y presbítero de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina; Eliana Maxim, periodista, teóloga y ejecutiva de la Iglesia Presbiteriana en Seattle, Estados Unidos; Carlos Rauda, sociólogo y representante de Act Alliance para América Latina; y María Eugenia Barroso, licenciada en Relaciones Internacionales y ejecutiva del Programa de Globethics para Sur América.

En esta ocasión, sus ponencias nos permitieron reflexionar sobre la realidad de la pandemia en todo el continente americano, las perspectivas locales e internacionales y el papel de las iglesias y comunidades de fe, así como los desafíos y alternativas a la crisis desde construcciones colectivas y comunitarias.

Para Fabian Rey, la comprensión de la vida humana en sus distintas dimensiones, tanto internas como externas (biológica, emocional, cultural) exige formas de análisis que no pueden estar sostenidas en un solo paradigma o disciplina. El estudio del Covid-19 como coyuntura actual, implica una conjunción de distintas miradas, disciplinas y saberes; pues el escenario de incertidumbre impuesto por la pandemia así lo requiere.

Desde que se reconoció su carácter global, la propagación de Covid-19 ha producido una crisis que afecta fundamentalmente tres aspectos de nuestra existencia: la primera es la crisis biológica que plantea una clara amenaza a la vida humana y su relación con el entorno; la segunda es la crisis del sistema económico que se materializa en la profundización de la desigualdad, el desempleo, el hambre y la pobreza a nivel mundial; por último, una crisis de la civilización que experimenta la modificación de los estilos de vida, las formas de relacionarnos entre humanos y con la naturaleza. Estos tres escenarios dan como resultado una crisis mucho más profunda que impacta en lo espiritual, conduciendo a replantearnos nuestra función como seres humanos. Este repensarnos nos invita analizar la esencia de la convivencia social y la necesidad de un nuevo contrato de cuidado mutuo; estos dos conceptos plantean una transformación en el modo como interactuamos con los otros y va mucho más allá de un orden jurídico que rige nuestras acciones o conductas, pues hablar de la convivencia social conlleva a demostrar nuestra capacidad como humanos para cuidar y vivir juntos.

Además, Fabián expone que para hacer frente a los efectos negativos de la crisis debemos actuar desde el cuidado mutuo y la esperanza, puesto que ese cuidado que se manifiesta en redes pequeñas como las familiares, barriales y comunitarias, le dan sentido al valor de la esperanza -como recurso inagotable- en la medida que podemos rediseñar contextos donde interactuamos dando paso a nuevos juegos relacionales y mundos posibles.

“Cuidarnos para un buen vivir renueva nuestra esperanza”

Luego, Eliana Maxim nos habló de los desafíos y oportunidades que la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos tiene en este momento de pandemia, en el que se ha visto forzada a confrontar comportamientos y posturas que no ha querido discutir durante décadas. Para Eliana, ejemplos de estas discusiones aplazadas son la conformación de las iglesias como institución que desde el siglo XIX se dedicaron a crear un “imperio” conformado por personas blancas, educadas y clase media -o sea, personas que detentaban poder en sus comunidades, el mundo financiero y negocios- y, por otro lado, la discusión de la separación entre Estado e iglesia -un tema del que siempre se habla con orgullo en los Estados Unidos- que no es del todo clara por el poder que tienen ellas dentro de la sociedad norteamericana.

Además, Eliana planteó que con la aparición del Covid-19 se ha evidenciado lo lento del cambio al interior de las iglesias, su dificultad para adaptarse a distintas culturas, movimientos sociales, étnicos o raciales; y su limitación para responder desde nuevas visiones a los eventos cambiantes de estos tiempos, por el contario ha reafirmado sus posturas tradicionales buscando regresar a estados de comodidad. Sin reconocer en el lamento (desde lo teológico) una forma de resistencia y poder para declarar que las cosas no están como deberían ser, puesto que ese lamento pretende ser creador de algo nuevo que reconduzca a la iglesia a su estado original de desorientación e inseguridad.

La pandemia nos ha desorientado a todos y las iglesias no han escapado a ello. Sin embargo, Maxim señaló que esta desorientación impulsa la imaginación y nos conduce a pensar y preguntarnos por el significado de las cosas que hacíamos y sí habrá otra forma de hacerlas. Este hecho y las acciones de algunas congregaciones llevan a pensar que la realidad del Covid-19, pone a las iglesias ante una nueva reforma donde se piensa más en lo que sucede afuera de las paredes físicas y mentales de esta institución que en el simple hecho de acumular propiedad. Es un momento que brinda la posibilidad para que ellas vuelvan a sus raíces como un cuerpo en movimiento que ve la realización de su misión en la cantidad de vidas transformadas y no en la acumulación de estructuras físicas.

Por su parte, Carlos Rauda nos expuso su visión de la pandemia como una crisis temporal más que una de carácter estructural, en la que el desarrollo tecnológico y del conocimiento nos permitirá dominar la incertidumbre, invitando a fijarnos por los efectos en el ahora y su posterior desenlace; dado que lo particular de este virus es el escenario en el que se presentó -caracterizado por una sobrecarga de crisis profundas en lo económico, político, cultural y ambiental que se agudizaron a su llegada-. Es algo que demanda soluciones distintas a los problemas; una de esas son las nuevas relaciones sociales e institucionales que surgirán al finalizar esta coyuntura, pues los sectores de iglesias deben reconocer que las estructuras sociales que nos rigen no han sido capaces ni adecuadas para hacer frente a la pandemia y sus impactos.

Para Carlos, aunque la pandemia es una crisis temporal esto no implica que sus efectos no se experimenten de manera global. El conjunto de medidas que se han tomado presenta como común denominador su carácter local e ineficiencia para solucionar problemáticas sociales, ambientales, económicas y políticas dentro de los Estados y sociedades; mostrando una desconexión en las instituciones internacionales y los liderazgos globales, imposibilitando dar respuestas adecuadas que detengan el reforzamiento de señales de odio, fundamentalismo, autoritarismo, rechazo hacia los pobres y migrantes.

Por último, el espacio de preguntas brindó a los ponentes la posibilidad de profundizar en algunos de sus planteamientos respecto a la crisis, sus efectos, desafíos y respuestas. Puntos como las consecuencias económicas sobre los sectores más vulnerables, la necesidad de construir espacios de resistencia colectiva que permitan dar voz a sectores históricamente no escuchados y el papel del asistencialismo y la ética dentro de las medidas empleadas durante este tiempo de incertidumbre fueron explicadas por Fabián Rey. Igualmente, Carlos Rauda ahondó en las opciones de tipo autoritario que los gobiernos han venido tomando y la necesidad de un liderazgo global que permita, a través de la gobernanza mundial, una reestructuración de los modelos para futuras crisis. Finalmente, Eliana Maxim y Carlos Rauda dieron más luces sobre el papel que las iglesias deben jugar en las respuestas al Covid-19 y la transformación de las iglesias de instituciones centradas en la acumulación de poder y propiedad, a una entidad en movimiento que termine con el distanciamiento de comunidad e iglesia.

La UniReformada, Qonakuy y Globethics les invitamos a participar este 12 de junio en nuestro próximo conversatorio internacional: Dignidad Humana e Inteligencia Artificial en Tiempos de Pandemia; Perspectivas Interdisciplinarias y Éticas. Contaremos con las presentaciones de Alfredo Abad Heras (España): teólogo, pastor de la Iglesia Evangélica Española y presidente de la Conferencia de Iglesias Protestantes de los Países Latinos de Europa; Linda M. Eastwood (Estados Unidos) Doctora en Físca Medica, Maestra en Ciencia y Religión, pastora de la Iglesia Presbiteriana y docente asociada al Seminario teológico de MacCornick; Helis Barraza (Colombia) Magíster en Finanzas, Rector de la Corporación Universitaria Reformada de Barranquilla y presidente de la Plataforma Qonakuy y Claudia Lombardo (Argentina) Maestra en Educación y directora para América Latina y el Caribe de la Junta general para la Educación superior & ministerio.

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